Fundador de Nut&Health en Bilbao. Nutrición y dietética.
¡Quién me iba a decir a mí que terminará en la tierra de los levantadores de piedra que desde siempre me habían llamado la atención!
Todo comenzó a eso de los 15 años, un joven de unos 80 kg de peso corporal y poco más de 170 cm, fuerte para mi madre, gordo para el resto, terminando 4º de ESO y con tan pocas ganas de cursar Bachillerato como un pretendiente de mujeres y hombres de conocer la magnetoresistencia gigante.
Lo cierto es que nunca se me dieron mal los estudios, aprobaba todo sin una dificultad excesiva pero soy de los que cree que el sistema educativo actual te hace apático ante el aprendizaje.
Eran entonces los maravillosos años 2007, ¿qué iba a decir si dejaba de estudiar? No había trabajo ni para el mejor formado de la inmensa cola del paro.
En el mismo instituto donde cursé 4º de ESO ofrecían una Formación Profesional de Grado Medio que parecía divertida, el TCAMN. Me decanté por ella.
¡Bendita libertad!
Fueron los mejores dos años de mi vida por aquel entonces: rutas de bici, senderismo, correr, cuidado de caballos y monta… Una gozada.
Este Grado Medio me hizo amar el ejercicio físico y la naturaleza, comencé a curiosear con el entrenamiento de fuerza por mi parte y tratando de comer más sano.
Así es como un joven de 16 años comienza a formarse como de forma externa con cursos de entrenamiento y con libros de nutrición, desarrollo motriz, fisiología deportiva y un largo etcétera.
¿Hay algo más agradable que no dejar de descubrir cosas nuevas?
Así es como me lancé a realizar el Grado Superior de la misma rama, el TAFAD, con mucha más decisión de la que tenía al comenzar el Grado Medio.
Si en el TCAMN me lo pasé bien el TAFAD no sería diferente. Baloncesto, balonmano, hockey, béisbol, natación…
En este momento ya era totalmente adicto a mis dos pasiones: el ejercicio y la nutrición.
Entrenar entrenaba como nunca antes había entrenado, a las 06:00 ya sonaba el despertador, desayuno y a las 07:00 ya estaba en la sala del gimnasio dispuesto a entrenar hasta las 08:00.
A las 08:15 tocaba ir a clase, así que corriendo y cargado con mil mochilas allá íbamos, a practicar el deporte que tocase ese día.
Llegar a casa a eso de las 15:00, comer, siesta y… sí, de nuevo a entrenar.
Aprovechando los fines de semana para realizar cursos y leer, siempre ampliando fronteras y conocimientos.
Aprendí muchísimo, no todo veraz, pero de nada se aprende más que de los errores.
Al acabar el TAFAD vino la gran muralla. ¿Trabajar? ¿Seguir estudiando rumbo a la universidad? Lo cierto es que nunca me había imaginado en la universidad, ¿valdría yo para eso? Parece ser que sí. En caso contrario no estarías leyendo esto.
Puedes ver qué opinan de mí en Facebook
Me gradué en Nutrición Humana y Dietética aprendiendo más por escéptico que por crédulo. Desconfié de todo lo que me contaban y me formaba por mi cuenta en los pocos ratos libres que el plan Bolonia le deja al estudiante.
Me levantaba una hora antes de lo que debería para poder leer algo de forma “extracurricular” y generar más preguntas que respuestas.
Por supuesto durante los 4 años de carrera seguí formándome de forma complementaria: congresos, conferencias, charlas…
Y de nuevo el vértigo. ¿Qué hacemos al acabar?
Afortunadamente me salió trabajo de mi gran hobbie, el Crossfit. Eso sí, en Guipúzcoa.
Comencé a trabajar como entrenador de Crossfit, además de llevar la nutrición de las personas que allí entrenaban.
Un año después, decidí darle un giro a mi vida. Emprender mi propio camino creando mi propia clínica de nutrición.
Y aquí estamos ahora, en Bilbao, con mi propio centro de nutrición, disfrutando de los paisajes (del clima quizás no tanto) que Euskadi ofrece, desarrollando lo que mejor sé hacer y con lo que más disfruto:
Ayudar a las personas a través de su alimentación para poder cumplir sus metas y aprender a disfrutar de una vida con salud.